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1. Hija Adoptiva 2007: Marianne Hilgers- Zehender

Marianne Hilgers-Zehender nació en Schorndorf (Alemania) en el año 1929.  Aunque alemana de nacimiento, tiene raíces granadinas por parte de su abuela paterna.

Tras la muerte de su marido en 1969, decidió trasladarse a España, donde se afincó con sus cuatro hijos pequeñitos, eligiendo Almuñécar como lugar de destino.

Vino en busca de una vida más saludable y tranquila. Pero en 1980, ella y su segundo marido decidieron vender su casa en Almuñécar, pues con el aumento tan brutal de turismo anhelaban la tranquilidad que habían venido a buscar, y compraron una finca en Vélez de Benaudalla, donde crearon UMBELA, finca experimental de agricultura ecológica.

Tuvieron que empezar totalmente de cero, pues la propiedad se encontraba abandonada, sin infraestructura de luz, agua o caminos, fue un proyecto piloto, enfocado al cultivo de productos ecológicos y la creación de energía alternativa. Los veleños mostraron mucho interés en este tipo de agricultura,  pues solicitaban información sobre los cultivos al ver la recuperación tan espectacular de la finca.

A partir de ese momento, empezó a impartir los primeros cursos, celebrados en la escuela de adultos en Vélez. Y desde 1983, ha impartido cursos de agricultura ecológica, vida rural, transformación de productos ecológicos, entre otros, tanto en su finca como en Andalucía. Siendo numerosos también por toda España y en el extranjero ( India, República Dominicana,  Sudáfrica), como puede comprobar en su currículo.

Hay que destacar la creación de una cooperativa llamada COSOMO, de transformación de productos regionales, cuyo objetivo es crear puestos de trabajo para sordomudos en Motril, con la ayuda de U.P.E. de Motril.

Su segundo marido murió en 1992 y cuatro años después recibe un duro golpe tras enterarse de que su hijo muere en el San Salvador en un trágico accidente. Todos los veleños la acompañaron en estos dos duros momentos, haciéndola sentir como una más.  En memoria de su hijo, en el 2002, fundó el “Centro las Torcas H. Michael Dailss” creado para el desarrollo y la promoción de la Agricultura Ecológica y del Medio Ambiente.

 

Posteriormente para tener una identidad jurídica y así poder comercializar sus productos crearon la cooperativa “Centro las Torcas” (centro de enseñanza de vida rural ecológica).

Ha recibido varios premios, entre los que destacan el premio de la Fundación Social Universal de Montilla y el premio de Andrés Núñez de Prado de Baena.

En la actualidad da a conocer nuestro municipio por toda España y el extranjero, trabajando con tesón día a día.

Por ello merece nuestro reconocimiento  y la mejor manera de rendirle homenaje es nombrarla hija predilecta de Vélez de Benaudalla, pues queda suficientemente justificado sus méritos y vinculación con este municipio.

2. Hija Adoptiva 2008: Asunción Martín Molina

Asunción Martín Molina nació en Iznalloz (Granada) en el año 1912 y murió en 1995, a los 85 años, en Granada.

Doña Asunción, como era y es conocida en Vélez,  fue, indiscutiblemente, una de las maestras con más renombre. Su éxito radica en la manera que tuvo de enseñar no sólo las materias de cultura general y las materias del hogar que se enseñaba en aquella época, sino también por utilizar un método didáctico por el que su principal objetivo era la Educación en Valores, teniendo en cuenta  los principios pedagógicos del cristianismo. La época en que ejerció de maestra, la educación y formación de las mujeres estaba orientada a un único destino en la vida: el matrimonio y la maternidad, por eso no tenemos que olvidar mencionar su gran tesón para inculcar no sólo a sus alumnas sino a sus propias hijas, la importancia de formarse para así conseguir un trabajo y no tener que depender nunca de nadie. Por lo que les enseñaba que en la vida, lo primero es la formación y el trabajo, y lo demás es secundario.

Como vecina de Vélez de Benaudalla y en el plano personal, Asunción Martín, siempre entrañable, junto con su familia, Juan Ferris Ocón, con quien tuvo nueve hijos, fue  ejemplar y trabajó de forma incondicional por la educación de tant@s niñ@s de este municipio. Su vida no fue fácil: vio como cuatro de sus hijos morían muy jóvenes, su marido murió también a muy temprana edad, a los 45 años. Tuvo que sacar adelante a sus hijos, prácticamente ella sola. A pesar de todos los problemas que tenía en casa, nunca los exteriorizaba. Era una mujer agradable, responsable, prudente, callada, luchadora que daba su vida por los suyos. Vivía con resignación y preocupación la pérdida de sus hijos y su marido, pero estaba convencida de que cuando muriera iba a reunirse con todos sus seres queridos. Asunción solía decir que la vida hay que tomarla como viene y que nunca hay que revelarse en contra de ella; siempre hay que seguir para adelante, mirando hacia el futuro.

Tras evaluar el sentir general y las numerosas solicitudes efectuadas por los vecinos de Vélez de Benaudalla, así como la trayectoria profesional y personal de Doña. Asunción Martín Molina al servicio de nuestro municipio, se estima la conveniencia de premiar sus méritos personales, procediendo al reconocimiento público de una de las maestras más entrañables que han pasado por Vélez de Benaudalla, que fijó su lugar de residencia en nuestro municipio  en el año 1948, año en el que empezó su labor de maestra con l@s niñ@s de nuestro pueblo.

 Por ello merece nuestro reconocimiento  y la mejor manera de rendirle homenaje es nombrarla hija adoptiva de Vélez de Benaudalla, pues queda suficientemente justificado sus méritos y vinculación con este municipio.

 

3. Hija Adoptiva 2013: Dña. Pilar Granados.

 

        

 

Pilar Granados nació el 23 de octubre de 1919 en Alhama de Granada y, como la tierra convulsa que le vio nacer, su vida ha estado llena de terremotos que han removido sus cimientos desde sus inicios.


Hija de una época y de una Historia de las que forjan héroes cotidianos y anónimos como ella, Pilar esquivó las bombas y cañonazos de una guerra fraticida. Con tan sólo 17 años, en 1937, tuvo que abandonar su hogar y emprendió un camino traumático que la llevó casi hasta orillas del Ebro, en puertas de la famosa batalla. En el camino perdió a su hermana pequeña y recorrió por primera vez la carretera de la costa que va de Málaga a Almería, sin adivinar siquiera que en su viaje de huida estaba pasando de largo por el que sería su hogar durante más de 70 años, Vélez de Benaudalla.
En el año 1939, ya de vuelta en Alhama de Granada, Pilar conoció a un hombre llamado Antonio Manuel Rodríguez, un picapedrero veleño que trabajaba reconstruyendo un puente. Aquí empezó el cortejo y tras una breve estancia en Alhama, la pareja acabó por trasladarse a Vélez de Benaudalla, de donde Pilar nunca se volvió a ir.


Tras los duros comienzos de una pareja joven, con la oposición de las familias y las dificultades de la posguerra, Pilar y Antonio se labraron un futuro. Pilar vivió esos primeros años del estraperlo y, con trabajo y tesón, consiguió junto a su marido comprar un solar y poner una tienda y, poco después, un puesto en el mercado en la puerta de la iglesia.


Los años transcurrieron y llegaron los hijos. Seguían siendo tiempos difíciles. Antonio Manuel y Pilar aún seguían sin casarse, porque él ponía siempre la excusa de no tener unos zapatos decentes para ello. Gracias a la insistencia de algunos amigos por fin acepto casarse con unos zapatos que le prestaron para la ocasión. Para entonces ya tenían cuatro hijas.

Las vivencias de la guerra y la distancia de la familia no impidieron a Pilar hacer su vida en Vélez de Benaudalla. Tuvo nueve hijos, de los que murieron tres en los primeros años de sus vidas. Vélez también le trajo de vuelta a su hermana pequeña, perdida en la desbandada de la guerra, en esa misma carretera que se la quitó. El lechero que pasaba por el pueblo le habló una vez de una mujer de Málaga que se parecía a ella e incluso se llamaba igual. Resultó ser su hermana, que se hacía llamar Pilar en su recuerdo. Una hija de la Pilar de Vélez y un hijo de la Pilar de Málaga se casaron y consumaron la reunificación de una familia rota por la guerra.


A sus 94 años Pilar ha dado y da muestras de una enorme fortaleza y ganas de vivir. Ha afrontado una guerra, la muerte de tres hijos, un marido, dos nietos y dos yernos y aún así ni un pequeño achaque de salud ha conseguido derrumbar la alegría y la ironía de una mujer ácida e inteligente que sabe lo que es la vida, sin adornos ni artificios, con la crudeza del día a día.


Durante casi 75 años viviendo en Vélez de Benaudalla, Pilar ha tenido 9 hijos (6 hijas vivas), 19 nietos y 25 bisnietos. Para todos ellos, repartidos por diferentes puntos de la geografía española, ha sido siempre una referencia, un ejemplo de coraje y lucha y un punto de unión. Para todos ellos Pilar ha convertido Vélez en el hogar al que siempre volver.


Su ejemplo de lucha, trabajo y fuerza y por haber sido veleña de voluntad desde hace 75 años, consideramos que existen razones suficientes y poderosas como para considerar a Pilar Granados, una mujer que es Historia viva de nuestro tiempo, Hija adoptiva de Vélez de Benaudalla.

4.- Hija adoptiva 2014: Dionisia Maldonado Correa

Dionisia Maldonado Correa, más conocida como “Dioni”,  nació el 02 de febrero de 1942 en Lobres, pero sería al los pacos años de nacer cuando se vendría a vivir a Vélez de Benaudalla, junto con sus tres hermanos. Trece años después, la familia quedaría completa con la llegada de su 6º hermano.

 La segunda de seis hermanos. Siempre ha destacado por su capacidad de aprendizaje, su superación y su grado de independencia.

 Su infancia la pasó entre Vélez y Motril, pues estudió en nuestro pueblo vecino junto con su hermana mayor. Para que pudieran estar todos juntos y con el fin de que ella y sus hermanos no pasaran más tiempo internas se mudaron definitivamente a Motril, hasta la finalización de sus estudios. Tiempo en el que volverían a vivir, de nuevo,  a Vélez.

 Además de estudiar, trabajar en el campo, colaboró en las propias áreas de la casa y en el cuidado de sus hermanos pequeños.

 Descubrió la fascinación por su trabajo gracias a su hermana mayor, Conchita, y a su madre. De ellas aprendió gran parte de lo que sabe sobre costura, pero fue una veleña muy conocida, Dolores Rodriguez, “ Paniroscas”,  la que terminó de enseñarle y le ayudó a perfeccionar todos los trabajos de Costura.

 Tras conocer todo lo necesario y llevarlo a uso con gran perfeccionamiento, se presentó a todos los exámenes exigidos para conseguir la titulación de Profesora de Corte y Confección. Una vez conseguido el título,  abriría en los 80 su propio Taller de Corte y Confección, “ El Corte de La Dioni”, como así se le ha conocido,  perdurando en el recuerdos de tantas y tantas veleñas que pasaron por él.

 Mas de 20 años de dedicación a la profesión de Costurera, “Maestra de la Aguja”. Ha enseñado a muchísimas mujeres de nuestro municipio. ¿Quién no ha conocido el Corte? Un lugar de encuentro de mujeres, donde a parte de formarse, aprender a cortar, coser a mano o a máquina… era un lugar de reunión y convivencia entre mujeres.

 Otra faceta por la que es conocida es por su servicio y dedicación en nuestra Iglesia, la Iglesia Ntra. Sra. del Rosario.

 Cuando entramos en una iglesia, siempre nos fijamos en el estilo, en los retablos, imágenes, altares…pero no nos acordamos de las personas que, anónimamente, dedican su tiempo a mantener el edificio en perfectas condiciones, siempre preparado para cada uno de los tiempos litúrgicos.

 Una de las luchas que lideró fue la de conseguir cambiar el suelo de la Iglesia. No dudó en tocar cuantas puertas fueran necesarias para que la iglesia luciera sus mejores galas.

 Mujer fiable, astuta y decidida. De semblante serio, pero siempre al servicio de todo el mundo y dispuesta a ayudar. Autodidacta y resolutiva. Una mujer independiente desde pequeñita, con las ideas muy claras y muy valiente.

 Por  lo que ha significado su labor profesional durante más de veinte años en nuestro municipio. Por su ejemplo de trabajo y por su fuerza y dedicación, consideramos que existen suficientes y poderosas razones para premiar sus méritos personales y profesionales, procediendo a su reconocimiento público, y la mejor manera de rendirle homenaje es nombrarla hija adoptiva de Vélez de Benaudalla.

5.- Hija adoptiva 2015: Maria José Rodrigez Millán

María José Rodríguez Millán, nació el  30 de julio de 1962 en el emblemático barrio del Realejo de Granada. La menor de cuatro hermanos, de familia humilde, trabajadora y religiosa.

 

Su infancia transcurrió en un típico patio de vecinos, jugando y correteando por las callejuelas del barrio y por el Campo del Príncipe. Acudía a un colegio de religiosas del barrio, aunque a  muy temprana edad tuvo que dejar los estudios primarios para empezar a trabajar en la tienda de sus padres, una lechería.

 Los reveses de su vida comenzaron con la muerte de su padre Evaristo, cuando ella apenas tenía 10 años. Muy pronto vendría también la enfermedad de su madre Trinidad, que a los pocos años murió, quedándose huérfana a los 17 años. A esa edad se quedó a vivir con su hermana Matilde, y algún tiempo lo pasó con sus tíos Matilde y José.

 A esa temprana edad ya empezó su enfermedad a despuntar, teniendo incluso que sufrir algunas operaciones.

 Cuando una doctora le comentó el problema de su enfermedad en vez de venirse abajo no paró de informarse, buscar en libros, preguntar en asociaciones y grupos de personas que ya padecían esta enfermedad y así aprendió más de ella y supo el alcance de la misma.

 Su niñez la pasó como cualquier niño de la época. La adolescencia y juventud fueron más problemáticas, como cualquier joven era inquieta y se rebelaba contra sus mayores, que eran los que le ponían coto cuando salía con las amigas a pasear o a bailar. Sus amigas empezaban a salir con chicos quedando ella un poco relegada y empezó a distanciarse en las salidas, no en su amistad.

 Una de las asociaciones que conoció fue Frater (Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos). Esta asociación tenía un lugar de colonias de verano, en las playas de Granada. Solicitó la estancia en estas colonias y fue aquí donde conoció a Coral, de la que más tarde sería su íntima amiga, y a su actual compañero y marido Manolo, quien participaba en las colonias viniendo desde Cádiz, su ciudad natal, como monitor ayudando en los quehaceres diarios.

Más tarde, compró un piso en Granada cerca de la tienda, la lechería, en la que trabajaba, y al poco tiempo se independizó y se fue a  vivir con su amiga Coral.

Tiempo después Manolo empezó a convivir con ellas.
Era un 2º piso, por lo que cada vez era más costoso subir las escaleras, así que vendió este piso y compró otro que era un bajo adaptado y sin escaleras.

A los pocos años, Coral solicitó la venta de cupones de la ONCE. Su solicitud fue aceptada y el destino de trabajo, nuestro municipio, Vélez de Benaudalla, junto otros pueblos de alrededor. Este hecho fue decisivo para comenzar su vida en nuestro pueblo.

 Una tarde-noche del mes de agosto de 1986 llegaron al bar futbol, donde Mari les atendió  amablemente y les facilitó una casita de alquiler en la calle Algarrobo, ahí empezaría sus vivencias en Vélez. Seis meses después se trasladaron a una casa en la calle Virgen de Fátima, donde compartieron tareas y la venta de cupones en Vélez y en los pueblos cercanos como  Lobres y Molvizar.

 Mª José mantuvo siempre y todavía hoy su inquietud por seguir formándose, lo que hizo que se matriculara en Motril en un curso de educación de adultos y obtuvo la titulación del Graduado en EGB.

 Otro momento difícil en su vida fue la muerte de su amiga Coral, 1992, debido a sus dificultades respiratorias. Su muerte fue también dura  para muchos veleñ@s que ya habían hecho de la misma una vecina y una amiga.

 Gracias a la Asociación a la que pertenecía y en la cual se implicaba de manera activa, empezó a conocer y salir a diversos puntos de la geografía española.

Su integración y adaptación a la comunidad veleña ha sido muy buena tanto en charlas con mayores, ayudando a varias generaciones de niños a preparar su primera comunión, participando en todo tipo de actividades sociales y culturales, formando parte del grupo de Cáritas, dando a conocer el pueblo de Vélez por donde ha ido, mostrándolo con entusiasmo a amigos y familiares.

No nos podemos olvidar de mencionar su participación en el grupo de Cáritas de Vélez de Benaudalla, en el cual lleva inmersa desde 1994, ocupando actualmente el cargo de secretaría aunque sus compañeros la definen como el “Alma” del Grupo.  Un grupo que cada día tiene más presencia en el municipio y  gracias al cual muchas personas anónimas del mismo reciben su ayuda.

A pesar de su problema de salud y de sus dificultades de movilidad, es una persona activa que no ve las limitaciones. Para ella no hay limitaciones, las  limitaciones las marcamos nosotr@s mism@s. Su capacidad de superación está presente en todo momento. 

 Amiga de sus amig@s, siempre al servicio de los demás y con palabras de aliento para todo el que los necesite. Mujer muy alegre que no ha dejado que ni su enfermedad ni los reveses de su vida se lleven sus ilusiones y sus ganas de seguir hacia adelante. Autodidacta y resolutiva. Una mujer independiente desde pequeñita, con las ideas muy claras y muy valiente.

 Por  lo que significa su labor humanitaria en nuestro municipio. Por su ejemplo de trabajo, superación, de fuerza y dedicación, consideramos que existen suficientes y poderosas razones para premiar sus méritos personales, procediendo a su reconocimiento público. La mejor manera de rendirle homenaje es nombrarla hija adoptiva de Vélez de Benaudalla.

 

6.- Hija Adoptiva 2017: Amparo García Jimeno

 Amparo García Jimeno, la primera de tres hermanas, de familia humilde y trabajadora.

 A la corta edad de trece meses Amaro vino a vivir a Vélez de Benaudalla. Sus padres la dejaron en esta localidad a cargo de su abuelo, su tía Concha y su tata.

 Debido a que el segundo embarazo de su madre fue muy complicado, sus padres volvieron a Vélez para el nacimiento de su hermana Conchin. Además el  deseo del padre era que su segunda hija naciera en su pueblo natal.

 Por motivos de trabajo del padre siempre estaban viajando de una ciudad a otra, pero su padre siempre le decía  que Vélez era el pueblo más bonito del mundo e intentaba que pasaran las vacaciones de colegio y verano en Vélez.

 Con 16-17 años aproximadamente se vinieron a vivir a Motril. Su padre le compró una movilete con la cual, cada vez que sus padres se descuidaban, ella se escapaba a Vélez para venir a un pub llamado “Los Pacos” donde un Conjunto llamado los “Los Benaudalla” actuaba. Ella comenzó a cantar con ellos.

 Sus amigas de la infancia eran Concha Molina, Ángela Gloria y Mari Carmen de la Hoz. Pero sus amistades iban creciendo. Cuanto más venía a Vélez más amigas/os tenía. Debido a su carácter amable, muy sociable y de entrega hacia los demás, no le fue difícil integrarse en nuestro municipio. De hecho, a día de hoy aún conserva todas sus amistades.

 El hecho de que fuese unas de las primeras mujeres en sacarse el carnet de conducir en nuestro pueblo fue un escándalo. No necesitaba tener coche para pasear a todas sus amigas por nuestro pueblo. Su amigo Juan Caeles le prestaba el suyo. Por orden de llegada las iba subiendo y paseando, además de llevarlas a la playa y la Gambilla.

 Más tarde se compró un seiscientos. Convirtiendose así en la taxista de sus amigas. Ella estaba siempre dispuesta a todo. Donde ellas querían ir, Amparo las llevaba.

 Su gran pasión, su coche y su guitarra. Toda excusa era buena para tocar, cantar y formar un tinglado.

 Su gran sueño ha sido siempre ingresar en el cuerpo de policía. Sueño que no pudo alcanzar por un problema de corazón que tenía. Pues ella no deseaba ser un policía de oficina, sino de la secreta y su problema de salud no era compatible con tal cargo.

 Al abandonar la policía se vino a vivir a Granada, para así estar más cerca de su querido pueblo, Vélez. Allí estuvo trabajando en una clínica dental.

 Una vez instalada definitivamente en Vélez trabajó en la Casa de la Cultura, en la guardería municipal y en el campo. Según cuenta ella, sus mejores años de vida han sido en los que trabajó en el Barranco de las Viñas, en los tomates.

 Ha sido una persona muy activa y se ha involucrado mucho dentro de las actividades del pueblo. Miembro de la comisión de fiestas y del festival misionero, de la hermandad del Santísimo y directora del Coro Rociero “Flor de Azahar”.

 Cuando se realizó la primera cena de Santa Cecilia para recaudar fondos para la banda de música, Amigos de Vélez, ella colaboró cantando junto a uno de sus amigos.

 Como tanto le gustaba la música, conoció a Paco Amador. Los dos emprendieron una vida artista untos. Participando así en varios festivales. Tenían hasta manager, Juanillo “El Llano”. Ampara es una verdadera canta autora.

 Durante 20 años ha sido la directora del Coro Rociero de Vélez de Benaudalla.

 Por  lo que significa su labor participativa y de dedicación por y para nuestro municipio. Por su ejemplo de trabajo, superación, de fuerza y dedicación, consideramos que existen suficientes y poderosas razones para premiar sus méritos personales, procediendo a su reconocimiento público. La mejor manera de rendirle homenaje es nombrarla hija adoptiva de Vélez de Benaudalla.

 

 

 

 

 

 

 

 

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